Estas estrellas terrestres han guiado a naves extraviadas desde tiempos romanos. El de Alejandría incluso llegó a cautivar a la Historia como una de las Siete Maravillas del Mundo. Más de dos milenios después, los faros mantienen su papel de guías marítimos. Ni el GPS, la radio o la comunicación satelital han podido truncar el cometido de estas torres de luz. «Hasta que no veo el faro, no me quedo tranquilo», dicen todavía los capitanes. Eso sí, estas señales lumínicas nada tienen en común con las hogueras de la antiguedad.
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