"Las redacciones son cada vez más pequeñas, no hay investigación, apenas hay informaciones propias (se nutren de comunicados y enlatados que nadie o casi nadie contrasta), las condiciones son indignas y con la crisis todavía más, se expulsa del mercado del trabajo a periodistas experimentados y con credibilidad y se les sustituye por becarios escasamente preparados y, consecuentemente, pagados con salarios de miseria. Esta política de los editores fulmina el prestigio de su medio. Y lo que se publica aparece con errores garrafales de ortografía
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