Es una historia real. En 1979, un joven yugoslavo robó el Porsche de un famoso tenista. Salía todas las noches a conducirlo por las calles de Belgrado a 200 por hora. La gente salía a ver cómo sorteaba a los coches de la policía, mucho más lentos. Se convirtió en un símbolo de resistencia contra el sistema. Además, anunciaba en la radio cada día por dónde iba a ir. Tuvieron que atravesar un autobús en la carretera para atraparle a la décima noche.
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