Creo que el fanatismo es esencialmente pedagógico, no hay fanático que no tenga vocación de educador. El fanático no quiere enseñarnos contenidos teóricos, quiere formarnos, quiere que desarrollemos las habilidades y competencias que, a su juicio, nos harán mejores. El fanático educa en valores. lo más peligroso es que los valores más permeables al fanatismo son los más aceptables (quizá por vacuos)esto hace que el fanatismo se vuelva invisible, lo cual dificulta separar el fanatismo de los valores del fanático.
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