Una pasajera de un autobús se asustó a medianoche al oir a un pasajero tunecino rezando y escuchar un par de veces la palabra "Osama". Avisó al conductor, que dió parte a la policía. Ésta cerró inmediatamente la autopista A1 durante dos horas y envió un equipo de 20 investigadores, fuerzas especiales y perros adiestrados para encontrar explosivos. Al final resultó que el ciudadano tunecino se llama Osama e incluía su nombre en las oraciones.
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