Las dos hermanas, Encarna y Julia Garijo Casal, vivían juntas en la residencia de la tercera edad de Matamala de Almazán y tuvieron que separarse por cobrar la primera una pensión no contributiva de 380 euros al mes y la segunda su pensión de viudedad. La Junta les notificó que ambas vivían en el mismo domicilio y superaban los 8.900 euros anuales por lo que se iba a proceder a retirar la pensión de Encarna, motivo por el que tuvo que volver a Madrid.
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