A la edad de 48 años, dejó de existir el sábado pasado Diego Atilio Martínez Burgos, luego de pelear cinco años contra un cáncer de piel y la decisión de las autoridades de la Caja Bancaria de congelarle su jubilación. Vivía en precarias condiciones en la zona de Itá Enramada (Paraguay), en su casa, de cuya hipoteca no pudo liberarse hasta su muerte. Cada 21 días, Diego gastaba G. 3.000.000 (435 euros) para pagar las sesiones de quimioterapia.
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