No es solo la segunda vez que el gobierno deja solo a Alberto Garzón al hablar del consumo y producción de carne –líos de coalición, cabría pensar–, es más bien la segunda ocasión que cuando salta al debate público el impacto de la industria cárnica desaforada el ejecutivo nos lanza un chuletón a la cara. Y así, convenimos que la película No mires arriba es un buen catalizador para concienciarnos sobre el cambio climático, pero denunciar las macrogranjas a favor de la sostenibilidad escandaliza en Moncloa. No mires el debate, mira el chuletón.
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