Madrugón, tres horas de tren, cuatro más de espera en la capital y varios controles en el Aeropuerto de Madrid para que, tras subir al avión, el comandante le denegase el acceso a su perro de alerta médica. Esto fue lo que le sucedió al cartagenero Jorge Conesa, que padece diabetes tipo 1 y no puede acudir a ningún sitio sin Sheldon, un Jack Rusell capaz de detectar cuando a su dueño está a punto de sufrir una hipoglucemia o hiperglucemia hasta quince minutos antes de que lo haga su medidor continuo.
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