Los empleados trabajaban en unas condiciones "durísimas", con temperaturas bajo cero en invierno y por encima de 50º grados en verano. "Los horarios se les cambiaban constantemente y sin comunicación previa. Carecían de jabón, toallas, botas de seguridad, ropa de trabajo... Comían en la acera, encima de las máquinas y se sentían acosados, despreciados y anulados por sus jefes. Les prohibían ir al baño. Si la empresa no tenía trabajo se lo descontaban del sueldo o de las vacaciones", apuntaron.
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