Estudios epidemiológicos sostienen que enfermedades del sistema nervioso central como el alzhéimer, el párkinson o la esquizofrenia protegen de algunos tipos de cáncer. El ejemplo más llamativo es la enfermedad de Alzheimer, que puede reducir hasta un 50% este riesgo. Varias son las propuestas que han tratado de explicar esta asociación entre patologías a priori muy distintas, desde farmacológicas, genéticas a medioambientales, pero los resultados disponibles no eran lo suficientemente sólidos.
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