El estallido de la burbuja inmobiliaria ha arrasado la economía española, ha frenado en seco el sector de la construcción y la única consecuencia positiva es que los precios de la vivienda han iniciado una caída imparable. Positiva para aquellos que no podían acceder a una vivienda digna por los precios disparatados, negativa para aquellos que compraron vivienda en plena burbuja porque perderán dinero. De momento el precio de los pisos está a niveles de 2005, aunque los expertos vaticinan que se volverá a los niveles de los 90.
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