La idea básica: un «dj» pincha la música, como en una discoteca normal, pero sólo se oye a través de cascos inalámbricos. Cada cual se regula el volumen a su gusto. Equipados con unos cascos inalámbricos, los 150 asistentes a la fiesta estrenan, en un local con todas las licencias aprobadas para hacer ruidos, una singular idea diseñada para no molestar. El experimento funcionó en Mallorca el pasado verano y ahora empieza a extenderse por toda España. Antes de Navidad se probará en Madrid y Barcelona.
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