Hay un algo de sordidez y vergüenza ajena en tales acontecimientos que ha hecho que rechace invitaciones para bodas incluso de parientes cercanos. Claro que si es mi hermano el que se casa, no os quepa duda que también le haría el feo y no haría acto de presencia. Sin embargo, mi madre, con ojos de Gato con Botas, me pidió que no dejara que viajase sola. Así que me fui de viaje al desierto. El pueblo en cuestión está en la frontera entre Méjico y California....
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