En 2011, Dinamarca fue el primer país en aplicar un impuesto sobre las grasas. Ahora, Francia ha anunciado que, a partir del próximo 1 de enero, aplicará un nuevo impuesto sobre los refrescos azucarados y edulcorados. La tasa gravará con 7,16 euros cada hectolitro de refresco, lo que supone que la carga que un consumidor deberá pagar por una lata de refresco con azúcar o con edulcorante sea de dos céntimos adicionales. El objetivo es combatir la obesidad, según ha anunciado el gobierno francés, a la vez que se recaudan en torno a 120 millones €
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