Las cartas de la misoginia institucional se han estado mostrando en este último año, aunque ahora la evidencia no deja ya ninguna duda. Con la excusa de los recortes del gasto público, el acoso y derribo a las políticas de igualdad tiene ya sus primeras defunciones en Castilla La Mancha, Cantabria, Madrid y Valencia. En estas comunidades los recortes se están cebando con algunas de las partidas destinadas al fortalecimiento de los derechos de las mujeres y al objetivo de igualdad, en un acto más que sangrante de irresponsabilidad institucional
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