Hablar con la ex primera ministra de Senegal, Aminata Touré, (2013-14, dimitió tras perder las municipales de Dakar) ofrece cierta lección contra los prejuicios del denominado -en Occidente- “mundo desarrollado”, aunque es cierto que vende el lado optimista de su país, para el cual ostenta el cargo de “enviada especial del jefe de Estado”. El país centroafricano de más de 15 millones de habitantes ofrece destacables señales de progreso, como su tasa de mortalidad situada en los 66 años que no ha dejado de mejorar desde 1998.
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