Esta investigación se inició tras la observación de que muchas personas alcanzan los cien años "en plena forma física y mental". En este caso, se ha estudiado tanto el estrés oxidativo como los niveles de un factor de crecimiento a nivel nervioso (BDNF), como también algunas características genéticas de personas de más de 100 años, en comparación con un grupo de personas de alrededor de 80 años y otro grupo de personas de unos 30 años. De esta forma, "podríamos estar ante una muestra de genes de longevidad extrema".
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