El estudio está firmado por Footman James, una compañía especializada en seguros de vehículos y motocicletas clásicas con décadas de experiencia en el exterior. La clave de su investigación reside en cómo se mantienen y utilizan los coches clásicos: desde su punto de vista, Footman James refuerza su teoría con un ejemplo. La producción de un vehículo como el Volkswagen Golf arroja 6,8 toneladas de CO2 mientras que la de un coche eléctrico como el Polestar 2 se va hasta las 26 toneladas, algo complicado de compensar con una conducción sin emisio
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