"Necesito ayuda en cada aspecto de mi vida. Si me pica la nariz no puedo rascarme, no puedo sonarme la nariz, sólo puedo comer como un bebé. No tengo intimidad ni dignidad". Son las palabras de Tony Nicklinson, un ejecutivo británico de 54 años que sufrió un derrame cerebral y que hoy lucha porque su mujer pueda aplicarle la eutanasia legalmente. Ayudar a alguien a morir en la actualidad se castiga con hasta 14 años de prisión, aunque nadie ha sido condenado nunca por este delito en Reino Unido.
|
etiquetas: reino unido , eutanasia , prision , tony nicklinson