El invierno cálido que ha vivido la región ha desanimado a numerosos cazadores de focas, que cada año sacrifican de forma cruel miles de estos animales buscando su piel, muy apreciada en el mundo de la moda. Pese a lo que se podría esperar, ésta no es una buena noticia para la foca: la ausencia de superficie helada puede poner en riesgo la reproducción de la especie, ya que estos animales utilizan estos espacios para dar a luz y proteger así a sus crías de posibles depredadores.
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