La chica de la imagen superior se llamaba Marine Eraville. Era francesa, tenía 16 años y le gustaba el deporte, sobre todo la natación y el tenis de mesa. Lo hacía tan bien que había ganado tres medallas en diferentes ediciones de los Juegos Mundiales para trasplantados. Y es que Marine había sobrevivido a un trasplante de corazón a los dos años de nacer y, aunque había conseguido superar infinidad de obstáculos durante su vida, había algo que no podía hacer: ser vacunada.
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