Las alergias mortíferas que padece Devon Carrow no le permiten asistir a la escuela. Pero el robot de 1,20 metro (4 pies) con un enlace inalámbrico de video le permite asistir a clases a la distancia, participar en ellas, caminar por los pasillos, dialogar en el recreo e incluso subir al escenario cuando se presenta algún programa artístico musical.
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