Pobrecitos, pensaban que el coronavirus se retiraría a sus cuarteles de invierno con el fin del estado de alarma, como si el SARS-CoV-2 desayunase cada día leyendo el Boletín Oficial del Estado. Todavía no han asumido que al ser humano no le queda más remedio que convivir con los virus, como ha hecho durante 2,5 millones de años hasta este absurdo 2020. Como hacemos cada temporada, por ejemplo, con el de la gripe común, que infecta, contagia y mata a miles de personas, sin que llevemos un recuento pormenorizado de cada caso, de cada «rebrote».
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