Ruina. La factura, además, siempre excede lo previsto. El sobrecoste medio por organizar los Juegos supera el 152%. Barcelona invirtió un 266% más de lo previsto; Montreal bordeó la ruina con gastos un 720% superiores a los presupuestados originalmente. Organizar unos JJOO puede hipotecar el futuro de cualquier ciudad, por grande que sea, a medio plazo, y genera desigualdades inevitables en la estructura social de la urbe.
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