El problema consiste en saber cuáles de estos jóvenes pueden ser considerados como 'cerebros', para así valorar la cuestión con absoluta honestidad. Por otro lado, aunque no es menos importante, los que se marchan no son sólo jóvenes. La demógrafa Carmen González Enríquez, del Real Instituto Elcano, esgrime el alto número de universitarios que ahora registra España para desmentir esa fuga de cerebros: la formación de los que se marchan no es excepcional y "difícilmente podemos hablar de fuga de cerebros".
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