"Raro es el día en el que no cambia 60 o 70 euros [un mendigo de su barrio], pese a la competencia del nigeriano de La farola, y del acordeonista ruso, que convierten un paseo por la calle en una gincana. Libres de impuestos, de tasas, de seguros sociales. Entre las promesas electorales que buscan que el dinero B, el mercado negro de trabajo, aflore, ¿meterán mano a estos mendigos? ¿O a las decenas de miles de prostitutas y proxenetas, un sector en auge?"
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