Escario (Albacete, 1935), "un arquitecto de acción", como se describió hace años en este periódico, ingresó ayer en la valenciana Real Academia de Bellas Artes de San Carlos.El eje de su reflexión se ciñó, al aquí y ahora. Unas coordenadas, dijo, donde "la especulación sobre el suelo acaba convirtiéndose casi en el único motor del urbanismo. Y donde los poderes públicos llegan a asumir la especulación y sus plusvalías como elemento financiador de su política de territorio".
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