En 1763, Roque Joaquín de Alcubierre, ingeniero militar zaragozano, creía estar excavando la ciudad de Estabia cuando encontró la inscripción Res Publica Pompeianorum, prueba irrefutable de que estaba ante las ruinas de Pompeya. Alcubierre llevaba excavando la zona sistemática y concienzudamente desde 1738 (cuando encontró los primeros vestigios de Herculano), con apenas 30 operarios del cuerpo de zapadores del ejército español. Fue después vejado por personalidades como Winckelmann, que contribuyeron a su minusvaloración y olvido.
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