Sin inmigrantes, España se pararía. Muchos padres deberían reducir su jornada o renunciar al trabajo para criar a la prole. O para atender a sus ancianos. Además, deberían incluir en su jornada laboral la limpieza del centro de trabajo. La fresa se pudriría en Huelva y el tomate en Almería sin manos que los recogieran. En el súper, nos serviríamos directamente del almacén, a falta de reponedores en las estanterías. Adiós al boom inmobiliario, esta vez de verdad, por falta de mano de obra. Ni mencionar la pequeña reforma de casa.
|
etiquetas: inmigración