Se debatía hace quince días en el Congreso Nacional para la Racionalización de los Horarios sobre el tiempo humano y su relación con el tiempo económico, en donde situar el punto para que el tiempo siga siendo oro, para la empresa y para las personas. Un nuevo congreso, y ya van seis, pero el problema de España y sus usos y costumbres laborales sigue ahí, como si el tiempo se hubiese detenido pese a que los expertos insisten en que el equilibrio trabajo-vida personal dinamiza la economía.
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