Se mire por donde se mire, en España hay un creciente pasotismo por la formación de los trabajadores y, lo que parece más chocante, por la de los parados. Según el Consejo Económico y Social (CES), el país dedica cada año más del 1,4% del PIB para pagar subsidios de desempleo y jubilaciones anticipadas (políticas pasivas), frente al 0,6% que invierte en reciclar una mano de obra cada vez más alejada de las necesidades del mercado de trabajo (políticas activas).
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