Son más baratos y pocas veces ponen pegas a la ausencia de contrato o al incumplimiento de este. Los apuros económicos les llevan a trabajar en condiciones precarias por una mísera cantidad de dinero. En Madrid, cada mañana, medio centenar de personas acuden a su cita diaria en la Plaza Elíptica en busca de trabajo. En Mallorca, la Fiscalía investiga un caso de supuesta explotación en un restaurante de Sa Calobra. Son solo dos ejemplos del mercado laboral paralelo que actualmente se desarrolla en España.
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