En 1998 Francia ganó el Mundial, dos años después ganó la Eurocopa. Años espléndidos de una selección que comandaba Zidane y que enorgulleció a toda Francia menos a Le Pen. A éste le molestaba la presencia de tantas razas en el equipo, en realidad la característica más positiva del grupo. Pasados diez años, España pretende ocupar aquel trono, en realidad ya casi lo ocupa. Una Eurocopa ganada, una enorme sucesión de victorias. Falta el Mundial, claro. Y falta esta alternativa en Saint Denis, en París, ante los herederos de aquellos maestros.
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