Los hechos están demostrando que no habrá ningún lugar que sobreviva intacto a la gran tormenta financiera en curso, y que las magnitudes de este colapso serán aplastantes. El sistema no podrá mantenerse a flote por más tiempo. Esto significa que el sistema financiero está en el proceso de una degeneración sin vuelta atrás. Esta es una situación nueva en la historia, pero más vale enfrentarla de una vez que seguir amparándola y enriqueciendo a ese 1% de la población mundial a costa del sufrimiento y sacrificio del 99 por ciento.
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