Los españoles empezamos a descubrir cosas divertidas. Como para qué servía el Senado, ese que pensábamos que en realidad no cumplía función alguna positiva pero tampoco ninguna mala, y que a la postre es un instrumento de blindaje del reparto de poder territorial y económico y de instituciones como la Monarquía. O cosas como asimilar y ver con ejemplos por qué el sistema electoral, diseñado por la UCD en tiempos preconstitucionales, es como es y no hay interés alguno en cambiarlo.
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