Un ejemplo inverso, que da esperanzas a los que defienden la enseñanza en gallego. Eso sí, llega de muy lejos. En Pubai-Orissa, en una zona aislada de la India, existe una escuela financiada por unos 280 vecinos de Cangas a través de la ONG Shanga. Pagan 6 euros al mes, bastante para alimentar y educar a 500 niños hindúes en el María Soliña de Asia. Relacionada
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