En los últimos años la población de Japón envejece a un ritmo alarmante y la razón es clara: la
política contra los inmigrantes. Las leyes del gobierno japonés son profudamente racistas y contraproducentes. Todas las personas no japonesas se les requiere por ley llevar consigo tarjetas de extranjero, incluidos los descendientes de inmigrantes que llevan siglos en el país. En pocos años la situación será insoportable. Ver:
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