La jubilada Encarna Pérez no puede contener las lágrimas. Sufre achaques de ansiedad desde que el pasado año se enteró de que el juzgado de Primera Instancia número 5 de Llíria (Valencia) sacó a subasta su vivienda. Su piso de 75 metros en Valencia donde reside desde hace dos décadas se precipita al desahucio por un error. El inmueble carece de cargas y fue comprado al contado en 1989.
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