Desde los años 90, momento en el que la banca personal y el apoyo de la palabra de cliente-banquero se pisoteó por la entrada a caballo en las nuevas tecnologías, los criterios de scoring, las decisiones de un software que evalúa si yo soy capaz de pagar un préstamo o no, o si merezco un diferencial superior en los tipos de interés de un depósito en función de la vinculación mía con la entidad financiera, la historia de los directores de banco, (o agentes comerciales de dinero hablando con propiedad) ha cambiado sustancialmente.
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