Iban a visitar a un grupo de desplazados, según las autoridades libias, por los bombardeos de los aliados, cuando unos hombres empezaron a disparar sus kalashnikovs para disuadirles de que se acercasen más. Un intérprete les explicó después que ni las cámaras ni las mujeres eran bienvenidas. El gobierno libio organiza visitas guiadas para la prensa extranjera, y no les permite grabar nada fuera del trayecto previsto por ellos.
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