Si un italiano despistado, de esos a los que saludó Manuel Campo Vidal, sintonizase anoche el debate sin saber con precisión cuál de los dos candidatos está en el gobierno, y cuál en la oposición, probablemente confundiría los papeles. Estaban mezclados: el candidato del Gobierno jugó a hacer oposición; el opositor, que se ve ganador, intentó no arriesgar nada. Rubalcaba planteó una entrevista: un debate con el método socrático
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