¿El periodismo ya no tiene encanto ni misterios para usted? - No, por supuesto que no. El periodismo es la profesión más vil que conozco. Es como ser policía o prostituta. Y luego está la de publicista, que también es muy vil. Aunque yo la pasé bien en el periodismo, fui muy feliz con esa profesión a la que le debo mi biografía, le debo 21 años de vida intensa y sobre todo le debo un punto de vista lúcido sobre el ser humano. Pero el periodismo corrompe destruye la moral y la fe de las personas.
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