El jefe del crimen organizado australiano Carl Williams fue enterrado ayer viernes en presencia de sus familiares tras fallecer el pasado 19 de abril de un ataque cardíaco tras ser atacado en la cárcel --donde cumplía una triple cadena perpetua por otros tantos asesinatos-- por un preso armado con el manillar de una bicicleta estática. Williams, dentro de un ataúd de oro macizo valorado en 34.000 euros y vestido con sus tejanos favoritos, fue despedido en la Iglesia de Santa Teresa (Essendon, Victoria) rodeado de sus compañeros mafiosos
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