Trabajaba en un banco neoyorquino y decidió dejarlo todo en 2015 para viajar al Norte de Siria a combatir contra el Estado Islámico. Allí expuso su vida durante cerca de dos años en Tabqa o Ain Aissa. Pero cuando concluyó el servicio, a mediados de 2017, no se sintió listo para regresar a su antigua vida de burócrata en el Bronx y se enroló en un batallón de voluntarios georgianos que peleaba contra los rusos. Ahora es un marine de las Fuerzas Armadas ucranianas que combate contra los rebeldes secesionistas del Donbass. Nunca le ha alentado...
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