La privatización de Endesa ha acabado en un fracaso rotundo del que los grandes partidos y medios no hablan.magínese que una empresa, pongamos que italiana, compra el Palacio Real en Madrid. Luego se lleva todos los cuadros, muebles y demás tesoros a un museo en Roma e invierte lo justo en mantener el edificio para seguir cobrando la entrada a los turistas que hacen la obligada visita al monumento. Todo esto ante el silencio absoluto del Gobierno, el principal partido de la oposición y los grandes medios.
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