Las personas que viven cerca de explotaciones de ‘fracking‘ tienen más posibilidades de beber agua contaminada con gases como metano, propano o etano, según un estudio que hoy se publica en la revista PNAS. Los autores, liderados por Robert Jackson, de la Universidad de Duke, analizaron 141 pozos que surten de agua potable a habitantes de la región de Marcelus Shale, en Pensilvania (EEUU).
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