Está demostrado que las compañías que saben organizarse para que sus empleados concilien vida personal y laboral son las que obtienen mayores ratios de eficiencia. La satisfacción de las personas es imprescindible para su pleno rendimiento. Por ello, España se enfrenta al reto de abandonar la cultura de la presencia para profesionalizar la de la eficiencia e implantar la ecuación de ocho horas para trabajar, ocho para descansar y otras ocho para vivir.
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