La culpa es de los empleados por manipular y trucar las máquinas para trabajar más rápido. Es la defensa que esgrime uno de los hijos del propietario de una panificadora de Real de Gandia en la que el boliviano Franns Mélgar Vargas perdió el brazo izquierdo al engancharse en las palas encargadas del amasado.Javier Rovira no duda en cargar contra los cuatro empleados de la firma. En declaraciones a la cadena Ser aseguró que los trabajadores «ponteaban las máquinas para hacerlo todo seguido e ir más rápido».
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