Osadchi, un banquero de 35 años, está dispuesto a pagar una pequeña fortuna a esta empresa de criogenización para que congele su cerebro tras su muerte, confiando en que las futuras tecnologías permitan transplantarlo a otro cuerpo y así hacerle vivir de nuevo. "En caso de fallecimiento, la única oportunidad ahora mismo es la crioconservación", declara a la AFP Osadchi, que dice que siempre tuvo claro que "los vampiros, el paraíso, el infierno y todas esas cosas sobrenaturales o religiosas no son reales".
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